El fin de más de un ciclo

Solo un milagro posibilitaría que San Lorenzo se consagre campeón. Matemáticamente, las chances existen. Pero se diluyen si se aplica la lógica. Una regla que se utiliza para la vida, debería regir en Boedo: Cada etapa que comienza, luego tiene su final.

BUENOS AIRES- Quien da la cara en las victorias, y la esconde en la derrota, lejos estará de ingresar a la galería de los grandes, de aquellos que a base de buen nivel futbolístico, vueltas olímpicas y sobretodo de humildad, se han ganado el mote de “glorias” de San Lorenzo de Almagro. La mayor parte del plantel profesional del Ciclón carece de los tres elementos arriba mencionados. Sus rendimientos dentro del campo de juego distan de los que necesita un equipo con ansias de campeonar. No solo por el pronunciado bajón que se adivina en varios futbolistas, sino también por la ausencia de actitud que se visualiza en cada uno de ellos. Ya fuera del verde césped, la soberbia le gana al bajo perfil. Una evidencia elocuente de lo expuesto sucedió, hoy por la mañana, luego del primer entrenamiento, tras un fin de semana que significó la pérdida del liderazgo. Ningún jugador se acercó hacia la sala de conferencia de prensa, donde los periodistas, camarógrafos y fotógrafos esperaban por la palabra de algunos de los protagonistas. El gesto retrotrajo enseguida a los tiempos de Oscar Ruggeri DT, en los cuales las derrotas, muchas de ellas por goleada, habían exasperado el vínculo del plantel con algunos medios. La crítica a los jugadores no está ligada a que hoy hayan pulsado stop, en lugar de play. Tampoco a la trillada frase, repetida hasta el hartazgo por la prensa, que indica que cuando los protagonistas se niegan a enfrentar los micrófonos y los grabadores, en realidad, se oponen a dar la cara ante la gente. Más bien, los reproches están ligados a la carencia de humildad. Esa que caracteriza a todo grupo humano exitoso, dentro y fuera de la cancha. El mismísimo sábado, ya se habían observado reacciones poco consecuentes con la de un profesional. El mejor ejemplo fue Agustín Orión, quien en medio de la estruendosa silbatina y los insultos que despidieron al equipo, amagó con quitarse los guantes para dirigirse a la platea norte a increpar a los hinchas que lo reprobaban. Se sabe que la etapa del arquero en San Lorenzo está cumplida. Su irresponsabilidad en el juego de ida frente a LDU de Quito, por los cuartos de final de la Copa Libertadores, más otros errores cometidos bajo los tres palos desplazaron de la retina de los hinchas a las grandes atajadas, que tuvo a lo largo del Clausura 2007. Quedan tres fechas para la culminación del irregular torneo Apertura. Las posibilidades de San Lorenzo existen, si se las evalúa desde la matemática, pero se desvanecen, cuando el análisis requiere de mayor profundidad. Como suele repetirse en los pasillos del Pedro Bidegain, en el receso veraniego, el Club deberá desprenderse de entre dos y tres futbolistas. En parte para lograr un equilibrio en los números, pero también con el objetivo de normalizar el vestuario. Dar esa señal será responsabilidad de los directivos que tienen a cargo el fútbol profesional. Porque ya es hora de ponerse los pantalones largos, dejar el amiguismo, y dar por cerrado el ciclo de más de un histórico. Opinión: Leandro Vila lvila@mundoazulgrana.com.ar

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