Su problema es San Lorenzo

Germán Delfino volvió a tener otro arbitraje malo. Otra vez, más allá de la superioridad con River, terminó perjudicando al Ciclón. Un réferi joven que viene en decadencia. Prolijo, con rostro agradable, pero poco ecuánime según la camiseta de turno.

Se ofende rápido ante un reclamo, como los de Juan Mercier y Mauro Cetto. Los expulsa por protestar desmedidamente, pero no expulsa por una fuerte patada a Teófilo Gutiérrez sobre Héctor Villlalba. Difícilmente expulse a dos jugadores de Boca en la Bombonera con la vehemencia que lo hizo ayer en el Pedro Bidegain.

Desde aquel tanto de Carlos Bueno ante San Martín de San Juan en junio de 2012, que tanto cuestionó la prensa (más que el penal que Codesal el dio a Alemania en Italia 90), Delfino ha tenido arbitrajes malos contra San Lorenzo. 

En la Final de la Copa Argentina 2013 expulsó a Ignacio Piatti por una infracción. Fuerte, pero no menos que las patadas de Teo o Jonathan Maidana ayer. Se ofende rápido ante una protesta y parece siempre tener la necesidad de mostrar que con San Lorenzo tiene que ser más estricto y riguroso que el resto. River, que no necesitó de Delfino para ser mejor, tuvo la contemplación de éste en la mayoría de las divididas.

Algo extraño, porque previo al clásico de ayer con River, pidió fotografiarse junto a unos diez entusiastas familiares con la Copa Libertadores de América que obtuvo el Ciclón. Cuentan, los que rondaron por la nave, que parecía una famila sanlorencista feliz. Luego, el árbitro, se fue insultado por todo el estadio al término del clásico.

En 1995, Javier Castrilli casi le hace perder un título al Ciclón cuando invalidó un legítimo gol de San Lorenzo ante Vélez. Silas le había robado lícitamente un balón a Chilavert y convirtió, pero el "Sheriff" lo anuló y se ganó la antipatía eterna. Sin embargo, en Asunción, hacía la cola junto a familiares para ver al Ciclón en la primera Final de la Copa Libertadores. Muy Delfino...