Un digno actor de reparto que sigue lejos de alcanzar el papel protagónico

San Lorenzo quiso ser campeón con la misma fórmula que usó para salir del pozo y la ilusión del título se apagó en semifinales de la Copa Argentina.

Bareiro lucha entre tres rivales de Defensa.

Bareiro lucha entre tres rivales de Defensa.

Esta vez no se cumplirá el objetivo trazado: conseguir un título. La eliminación de la Copa Argentina en manos de Defensa y Justicia es un golpe fuerte para este San Lorenzo de Ruben Darío Insua que quería coronar su trabajo de este año. Y es mayor el impacto viendo que el rival lo ganó con poco y que, por cómo se le dio el cuadro al Ciclón, era una edición “ganable”. Pero en Boedo seguirá sin haber vueltas olímpicas a la vista y hay razones para explicarlo.

Es cierto, el ciclo del Gallego fue en constante evolución desde que llegó a un San Lorenzo hundido y con el temor de pelear la permanencia. Lo sacó del pozo, le devolvió la confianza, lo hizo un equipo solvente, duro, molesto, competitivo. Lo metió en la Copa Sudamericana, lo llevó a la semifinal de la Copa Argentina y en la última fecha de la Copa de la Liga se jugará la clasificación a la Copa Libertadores del año próximo.

Si se tiene en cuenta dónde estaba parado el club azulgrana hace un año y medio, todo es ganancia. Sin discusión alguna. Sin embargo, todo ese laburo de hormiga de Insua no logró dar el salto necesario para cumplir con una de las premisas que se había trazado el propio entrenador, la de tratar de ganar algo.

Este equipo fue diseñado para sobrevivir. El Gallego debió aferrarse a lo que tenía y edificar solidez. Por eso, este Ciclón se construyó para dejar de perder. De ahí su virtud de impenetrable, de equipo compacto, de contragolpeador. No le da vergüenza alguna ceder la pelota de local y de visitante. Se siente cómodo navegando en las aguas de esperar, dejar venir y aprovechar los espacios.

Pero para lograr una coronación, no alcanzó. Hace falta un paso más al frente. Dar ese progreso que permita marcar la diferencia, obtener el plus necesario para ser campeón. Porque ser campeón significa ser mejor que los demás competitivamente hablando. Y San Lorenzo no lo fue porque no sabe ni puede ser protagonista.

La semifinal contra Defensa fue la clara muestra. El elenco de Boedo generó más chances en ese primer tiempo en el que la posesión fue de su adversario, que cuando tuvo que hacerse cargo del partido en el complemento. Cuatro chances generó en la etapa inicial: un remate de Barrios, y tres cabezazos (Girotti al travesaño, Hernández afuera y Bareiro al arquero). En la segunda parte tuvo la pelota en su poder porque el Halcón se replegó y no pateó al arco ni una vez...

¿Es responsabilidad del DT? ¿Los jugadores no muestran rebeldía? ¿El plantel no ofrece alternativas para otra cosa? Es todo eso junto. El Gallego repite que “uno juega como puede y no como quiere” y es cierto que la materia prima es limitada, no tanto por la calidad sino más bien por la cantidad. Hay poco. Pero también es cierto que con poco otros clubes hacen algo más. O al menos lo intentan. Claro que Insua sostendrá que con este libreto mal no le fue. Y un poco de razón tiene.

No lo hará públicamente, pero también tendría razón si se quejara de la falta de inversión en el fútbol profesional para tratar de lograr salir campeón. Lo avisó a mitad de año: “Es el momento de hacer un esfuerzo económico para armar el equipo”. No fue escuchado desde arriba.

San Lorenzo no se armó para ser campeón. Buscó, entonces, querer apuntar alto pero con el mismo diseño y las mismas herramientas que se utilizaron para subsistir al inicio del ciclo Insua. No alcanza. Para los laureles hace falta arriesgar, económica y futbolísticamente. Se fueron nombres importantes y no fueron reemplazados por nombres de igual o mejor calidad. Por el contrario.

Si a todo esto se le suma un calendario que no le dio respiro a un plantel corto ya podemos coincidir que lograr un título en este contexto hubiera significado la realización de una estatua para Insua en pleno Boedo. Por el repechaje de la Sudamericana, no tuvo descanso el Ciclón. La base del equipo titular no sale de los mismos 13 o 14 futbolistas. No hay variantes de peso y eso implica volverse previsible (ya todo el mundo sabe quiénes y cómo juegan en San Lorenzo) y adentrarse en un desgaste físico que pasa factura. De hecho, muchos jugadores mermaron su rendimiento y bajaron su nivel en esta segunda parte del año.

San Lorenzo quiso salir campeón con la misma fórmula con la que salió del pozo. Todos se quedaron en la cómoda postura de ser un digno actor de reparto. Pero para ser realmente protagonista hará falta mucho más de cada uno: inversión, gestión, ambición y fútbol. Querer no siempre es poder si no se tiene con qué.

 

 

Mundo Azulgrana

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Sitio web y programa de radio dedicado al Club Atlético San Lorenzo de Almagro

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