En San Lorenzo no se respeta a los ídolos

El inminente alejamiento del tandilense amerita un tema de debate muy profundo en el Ciclón, donde históricamente no se cuidan a aquellos futbolistas símbolos.

La determinación del técnico Ramón Díaz de prescindir del querido Bernie Romeo abrió la polémica. ¿Está bien despedir a un tipo tan identificado con el club que siempre tiró para adelante?

Indudablemente, el entrenador de turno, en este caso el riojano que tiene un prestigio ganado como técnico y que le hizo dar una vuelta olímpica al Azulgrana (en el 2007), está en todo su derecho de elegir a los futbolistas que él considere aptos para el plantel profesional.

Aunque, desde el sentimiento, duele que una persona espectacular como Romeo no se retire con nuestra casaca. Va a costar digerir verlo con otros colores. Seguramente. A todos. Y al mismo Romeo, más.

Parece un estigma histórico en San Lorenzo de Almagro con jugadores referentes. Retrotrayéndonos en el tiempo, el Nene José Francisco Sanfilippo (máximo goleador de la institución, con 200 goles) todavía perdura polémico y cuestionado por su actitud de besarse la camiseta de Boca en aquel partido donde fue expulsado, junto al defensor sanlorencista Mariotti, en un momento de bronca, enojado con los que eran  dirigentes de San Lorenzo.

Uno contemporáneo, surgido de la cantera santa, el arquero Diego Sebastián Saja se fue mal de San Lorenzo, con juicio incluido al club, que le terminó ganando. Hace poco, desde Grecia donde reside – ataja desde hace un largo tiempo en el AEK Atenas –, el Chino confesó su deseo de volver al Ciclón.

Otro que resultó idolatrado por la revolucionaria campaña del ascenso de 1982, con el pueblo azulgrana como protagonista principalísimo, Jorge Roberto Rinaldi tampoco escapó al cuestionamiento tras su paso por la entidad de la Ribera y a raíz de su actitud luego de convertirle a su amado Ciclón de toda la vida. También la Chancha fue crucificada allí.

Deberemos replantearnos los Cuervos por qué no podemos sostener a los ídolos, más allá de coyunturas plenamente entendibles.

Cuesta creer que Romeo sea nocivo para el grupo, como se quiere hacer aparentar, asociándolo con aquella supuesta camarilla que remarcan con Agustín Orión, Adrián González y Santiago Hirsig a la cabeza.

Lo que está claro es que el nivel de Romeo ya no es ni será más  el del inolvidable 2001, cuando fue el artillero del campeón que dirigía el chileno Manuel Pellegrini. Las lesiones lo han perjudicado. Pero es un ejemplo de profesionalismo, espejo para los jóvenes y en el último semestre fue, pese a su falta de continuidad, uno de los que lideró la tabla de anotaciones del CASLA.

Una pena sería un desplante hacia Romeo, que puede aportar cosas positivas, aún sin ser titular. Si miramos a los otros equipos grandes, por caso, en River mantienen a su mimado Ariel Ortega (aunque el Burrito no es el que era) y en Boca cuidan a Palermo y Riquelme como sus tesoros, peleas al margen.

El propio Bernardo Romeo (97 goles en San Lorenzo) había confesado que su continuidad no dependía de un tema económico, pues su intención era la de retirarse en tierra santa.

Antes de viajar a Sudáfrica, el muchas veces criticado presidente Rafael Savino advirtió, con cintura política, que desplazar a Romeo de San Lorenzo no era aconsejable y que se podía ver reflejado en las urnas. A su vez, el tema del 9 generó un cortocircuito importante en el seno del oficialismo. Y Claudio Di Meglio y Guillermo Zoppi, que apoyan la postura de Ramón Díaz de prescindir de Romeo, no participaron de la cena para despedir a Savino, que acudió al Mundial, previa concurrencia a un congreso de la FIFA. Mientras, el sábado se producía un banderazo de hinchas en apoyo al goleador, frente a la sede de avenida La Plata.

¿Cómo seguirá esta historia?

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